Es bien sabido que los medios comerciales o hegemónicos en México tienen una agenda bien definida. Generalmente apoyan proyectos político-económicos, ya que son patrocinados por ambos agentes; tanto el poder político como el empresarial (a veces indistinguibles) pagan sendas cantidades a medios, ya sea en compra de espacios publicitarios o directamente como donaciones a personajes “líderes de opinión”.
La oposición a la 4T
El gobierno de López Obrador, auto-denominado de la “cuarta transformación”, tiene una oposición bastante definida: grupos empresariales que eran usualmente beneficiados en gobiernos anteriores y que no lo son ahora, esto incluye medios de comunicación. Estos grupos (que cabe mencionar no son la totalidad del empresariado, que en su mayoría está bastante a gusto con los acuerdos que han tomado con el gobierno obradorista), se han dedicado a hacer una “guerra mediática de baja intensidad”; ya no mediante grandes campañas de miedo como en 2006 sino con un golpeteo constante contra las decisiones y políticas de la 4T.
Falacias e incomprobables
En ese sentido, los personajes que han decidido enarbolar la lucha anti-4T lo han hecho mediante estrategias ampliamente conocidas y estudiadas pero que siguen siendo muy efectivas: fake news, distorsión, presentar falacias como verdades o simples y llanas mentiras.
Sin entrar en detalles sobre todos estos “recursos”, revisemos algunos de los más usados:
“Si el 90% de la población usara cubrebocas controlaríamos/suavizaríamos los efectos de la pandemia como muertes y contagios”. Falacias de este tipo son muy recurrentes, reforzadas por supuestos especialistas científicos que no dudan en contribuir a la agenda de los agentes de “oposición”. Cabe señalar que esto es incomprobable: ya que difícilmente podríamos corroborar qué porcentaje de la población usa cubrebocas, más aun, para probar que ése es el factor que disminuye contagios, necesitaríamos una población de control que no lo use para medir el efecto (cosa que es imposible) y todavía si no bajan los contagios, quien defiende esa postura diría que no se usó bien o que no se alcanzó el 90% o cualquier otra cosa para justificar que su planteamiento sigue siendo correcto. En fin, es INCOMPROBABLE y por lo tanto tramposo
(OJO, no se defiende aquí el no uso de cubrebocas, medida que ha demostrado utilidad como auxiliar en la mitigación masiva de contagios: USEN EL PINCHE CUBREBOCAS).
“Si X país hizo X cosa y controló la pandemia, entonces México debería hacer lo mismo y no hacerlo es un error en la estrategia de control epidémico”. Dicho sea de paso, este tipo de “argumentos” (falacias) develan el más profundo fascismo de la derecha mexicana, ya que con este tipo de comparaciones se pide el uso de la fuerza pública para mantener el confinamiento u otras medidas sanitarias. Claramente lo que funcionó o no para el país X no tiene por qué ser lo ideal, deseable o incluso aplicable para la realidad de México.
“El gobierno ha fracasado en el manejo de la pandemia (pero sólo el federal)”. Tomar una parte por el todo es una de las falacias más sutiles. Muchos medios y personajes se aprestan a evaluar el manejo de la epidemia en México como “malo” pero sin hablar de los gobiernos estatales ni municipales, que forman parte del Estado y gobierno; también evitan hablar del papel de las grandes empresas que no cooperan con esfuerzos de aislamiento pero sí exigen exenciones de impuestos al tiempo que despiden miles de empleados.
No hace falta estar del “lado” del gobierno para entender esto
De todo este tipo de distorsiones y politizaciones está llena la cobertura mediática de la pandemia en México. Es nuestra responsabilidad discernir claramente entre este esfuerzo de desinformación intencional y la realidad. Nuestra vida puede depender de ello (literal).