Crónicas Pachecas

La isla: la educación y la distancia

Para ir a la isla que se llama San Dionisio Pueblo Viejo, Oaxaca se tiene que llegar de la cabecera municipal al lugar que es el embarcadero conocido como el «Faro» 20 minutos en vehículo para llegar a la orilla de la laguna de ahí los maestros asignados tienen que tomar una lancha un recorrido de 15 minutos sobre el agua.

La brisa te humedece el rostro. La fascinación del extraño es la cotidianidad de los isleños. La maestra Viky relata que cuando se desata el viento era imposible llegar. Su recuerdo se remonta a 20 años atrás. Es el año 2020 y las cosas no han cambiado mucho.

Los isleños no tienen luz, solo celdas solares y sus respectivas pilas que en algún momento les regaló el gobierno. Hoy han sido notificados que las clases serán por televisión. Su cara muestra angustia, “si ponemos la TV ya no podremos poner otro aparato”.

Se respira calor, humedad, mucho calor. Un hombre de torso descubierto platica que vino una empresa a vender más paneles solares a pagar en 4 años, cerca de 10 mil pesos. De los pocos televisores que hay no todos «agarran» señal.

La maestra Citlalli se reúne con su comité de padres de familia del nivel preescolar, es docente unitaria [atiende los tres grados] acuerdan iniciar las clases presenciales. No entienden bien a bien el tema de la pandemia.

Reciben con gusto y extrañeza algunos apoyos para mantener limpia su casa, no entienden cuál será el uso del «Pinol» en su piso de tierra.

De regreso las maestras comentan que para poder comunicarse se tienen subir a una falda del cerro para obtener un rebote de señal. Le llaman picarescamente el Ciber el Faro.

Las plantillas docentes han decidido reanudar clases con sana distancia. No llega la señal. Tal vez el secretario de educación pública no sepa que existimos, relata, por qué somos poquitos. Pero aun así nosotros vamos a enseñar.

El lanchero que es el presidente del Comité de padres de familia se despide gustoso y nos regalan una rebanada generosa de sandía. Su rostro curtido nos mira ya con poca esperanza, nos vamos, quiero entender en su mirada una frase algo así como: vayan y díganles en la ciudad que aquí en la isla ya tenemos bastante distancia ahora ustedes cumplan con la educación para nuestros hijos.

En la isla también se autodenomina ikoots, ikojts o kunajts, expresión que traducida literalmente significa “nosotros mismos”. Ellos aún miran casas dañadas y su iglesia que aún no se reconstruye por el sismo del año 2017.

“Esta calamidad de la enfermedad también vino del otro lado del mar” sentenció la maestra y se le ve caminar rumbo a su casa en medio del calor que abraza, pero también un abrazo más potente, uno que quema más que el sol, una potente desesperación.

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Sup Tupa

Oaxaqueño sin twitter

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