Los secretarios administrativos y los de lujo reciben línea del presidente y de los asesores
1. Recuerdo como secretarios de Educación a Vasconcelos, Torres Bodet, Muñoz Ledo; los tres grandes teóricos y magníficos oradores en política, educación y cultura; sin embargo es innegable que en el ramo de Educación, obedecieron la línea política de sus respectivos mandatarios en turno. El único de los tres que pudo mantenerse en el cargo fue Torres Bodet con el presidente Ávila Camacho y con López Mateos; Vasconcelos –tres años-no tuvo estabilidad con Obregón; Muñoz Ledo apenas estuvo un año (1976) entre fuegos cruzados. Eran grandes personalidades políticas, pero la línea educativa fue siempre la política.
2. Nunca un secretario de Estado, del gabinete, puede salirse del proyecto político y todos en su actuación siempre han obedecido al presidente de la República que nunca es engañado (como siempre opinan los oportunistas) porque es el que concentra toda la información; para ello cuenta con decenas de asesores y cientos de informadores. Por ese motivo, cuando López Obrador nombra a sus jefes de gabinete piensa en primer lugar en la lealtad, en la disciplina y, en último lugar, en los niveles teóricos. Ello explica que muchos de sus nombramientos hayan designado a personas hasta hoy desconocidas, sin experiencia pública anterior.
3. Conozco la extensa crónica novelada de Vasconcelos sobre la revolución mexicana, el contenido del llamado Plan de Once años en Educación (1959-70) de Torres Bodet y más de una decena de discursos, además de escritos y declaraciones de Muñoz Ledo; esa extensa obra les dio presencia en la SEP y por ello fueron catalogados como secretarios o ministros de lujo. Doña Delfina Gómez, la profesora, no tiene obra ni escrita, ni discursiva porque es una simple profesora de primaria de absoluta confianza de López Obrador. El problema es que la maestra Delfina daba clases a 50 niños o como directora controlaba a mil niños y 30 profesores; hoy tendrá que controlar a un millón 500 mil maestros y cerca de diez organizaciones sindicales.
4. Pero el remedio es fácil, muy sencillo: basta con reunir a dos de los mejores especialistas en educación (esos cuyo trabajo de 30 años ha sido estudiar) y una decena de asesores del ramo para que la maestra Delfina salga del problema. Quizá este gobierno, como los anteriores, trabaja con línea política muy determinada, misma que los asesores deben acatar para las negociaciones políticas, educativas y sindicales que se presenten. Esteban Moctezuma, su antecesor, era muy conocido por haber sido secretario de Gobernación, pero sobre todo del equipo de Salinas Pliego en TV Azteca; pero en educación era muy ignorante. López Obrador, quizá acordando con Salinas de TV Azteca, lo cambió a un lugar de negocios económicos.
5. Así que la maestra Delfina, con una docena de asesores de altos salarios, no tendrá problemas; será el presidente AMLO quien se arregle con los dirigentes sindicales tratando de unir a los que parece imposible juntar. ¿De qué preocuparse por personalidades en la SEP si hemos tenido secretarios papanatas y ladrones como Reyes Tamez de Fox, Vázquez Mota y Lujambio de Calderón, Chuayffet y Nuño de Peña y el mismo Moctezuma de AMLO? Frente a todos estos Delfina Gómez es apenas una maestra honesta de primaria. Pero de todas maneras hay que esperar del gobierno de López Obrador que es lo determinante. Delfina –con todo y su honestidad- es sólo una pieza sumisa del ajedrez político.