Enrique Gallegos, Profesor de la UAM
A las y los compañeros de la negociadora del SITUAM.
Especialmente a las compañeras Noemí Luján,
Pamela Gómez, Rocío Salmerón y Susana Cano.
Quienes han sido objeto de ciberagresiones.
Y a pesar de ello, luchan por un mundo mejor.
La UAM está inmersa en una crisis que se expresa de diferente manera y con diversa intensidad, aunque aún no adquiere toda su visibilidad. Por supuesto, parte de esa crisis es prohijada en la fase actual del neoliberalismo que ha polarizado la distribución de la riqueza, que condena a los trabajadores a ir al día y a miles de jóvenes a tener pocas certidumbres y que impacta en la vida de las instituciones universitarias. Sin embargo, otra parte de esa crisis es propiciada por la insensibilidad, el abuso y el autoritarismo de quienes tomas las decisiones en las instituciones. Cuando esa crisis se expresa en formas de violencia, algo más grave puede estar pasando. Y la violencia, para desencadenar sus efectos, no tiene que manifestarse de manera física. Hay violencias económicas, laborales, de género, cibernéticas, simbólicas, psicológicas, educativas, etc.
Aquí quiero exponer tres de esas violencias que de alguna manera pasan, directa o indirectamente, por las decisiones de las actuales autoridades de la UAM.
1. LA VIOLENCIA EN EL EJERCICIO DEL PODER DEL RECTOR GENERAL
El 25 de abril de 2019, en medio del zócalo de la Ciudad de México, como si el Rector General de la UAM, Eduardo Abel Peñaloza Castro, estuviera al mando de un ejército en guerra, soltó un enunciado, que ha mostrado a la larga su ruda performatividad: “… el enemigo está, pero es muy difícil, identificarlo, en el SITUAM…”. Se olvidó que esa declaración bélica la hace desde un espacio de poder que ocupa y que al hacerlo, se vuelve una expresión con amplia resonancia y replicas en diferentes espacios, en el aula, en las relaciones laborales y en la administración que encabeza, y por ello, fue un ejercicio autoritario del poder. Se olvidó que es el representante de todos lo que integran la UAM y que las y los trabajadores académicos y administrativos del sindicato son también parte de la UAM. Cuando el rector emite ese tipo de juicio hace caer sobre el objeto del enunciado toda la estructura de poder que depende de la rectoría (decenas de abogados, cientos de subordinados, instrumentos y distintas materialidades). No habla un individuo: es una estructura de poder la que se expresa. El conflicto de la huelga terminó a principios de mayo del mismo año, pero su enunciado bélico ha seguido operando, las violencias han continuado en diferentes espacios e incluso parece haberse instalando un tipo de gestión caracterizada por la insensibilidad, la imposición y la destrucción de la bilateralidad en las relaciones de trabajo.
2. LAS VIOLENCIA ECONÓMICAS CONTRA ACADEMICOS TEMPORALES
El 8 de enero de 2020, más de 160 trabajadores universitarios denunciaron públicamente que la administración de la UAM no había pagado el aguinaldo y la prima vacacional a las y los académicos temporales, a pesar de que la fecha límite para ello había sido el 20 de diciembre del año pasado. Pero está violencia económica, que se expresa en transgredir los derechos laborales, no ha sido única. En realidad es una práctica cotidiana de las autoridades de la UAM. Recordemos el acuerdo 11/2018 emitido por el Rector General que ha tenido como efecto disminuir los ingresos de las y los académicos temporales al partir las plazas y someter la contratación de docentes a “optimizar los recursos” (considerando V del acuerdo). En lugar de que la administración esté al servicio de la docencia y los estudiantes, tenemos un mundo invertido: la docencia está sometida al infernal aparato administrativo y la injusta distribución del presupuesto. Precarización no sólo del sector académico sino de los trabajadores administrativos y que se expresa en la abismal distancia que existe entre el que gana menos y el que gana más en razón de 1 a 20 (Aboites). La polarización neoliberal, de la que hablaba al inicio, es replicada en la misma universidad.
3. CIBERVIOLENCIA CONTRA LAS Y LOS TRABAJADORES
La UAM, como universidad pública dedicada a la docencia, investigación y difusión de la cultura, debe formar con base en valores que fomenten el respeto al otro, a su integridad, condición social, laboral o género. Esas prácticas de respeto deberían llevarse a cabo en todos sus espacios universitarios (aulas, administración, patios, comedores, etc.), incluidos los espacios virtuales que la UAM administra en las redes sociales, como es el caso de facebook. Por ello, las expresiones verbales y simbólicas que promueven el odio, clasismo, misoginia, amenazas, burlas por apariencia física y agresiones en las redes sociales que administra la UAM deberían ser rechazadas. En las mismas políticas de facebook se señala la prohibición de esas y otras conductas. Los administradores de las páginas del facebook pueden recurrir a varios expedientes para evitar ese tipo de expresiones en sus páginas institucionales (exhortar, elaborar comunicados, políticas de participación o, incluso, bloquear). Si bien es importante mantener la libertad de expresión y las diferencias políticas que se expresan en esos medios, hay que distinguir cuando estamos frente manifestaciones que incitan al odio, el clasismo, la misoginia y la violencia y que se manifiestan precisamente en las páginas que administra la UAM.
Esto viene a colación porque durante el actual proceso de negociación salarial entre los administradores de la UAM y el SITUAM, hemos visto la proliferación del discurso de odio y violencia verbal hacia las y los trabajadores que forman parte de la comisión negociadora del sindicato, precisamente a través de los comentarios que se hacen en la página oficial del facebook de la UAM cuando se transmite la negociación. Como se demuestra con las capturas de pantalla, estamos ante amenazas de violación (“De esas violaciones que usted desea”), comentarios clasistas (“naca”, “corrientes”, “mugroso sindicato”), agresiones verbales (“bola de pendejos”, “huevones”, “chinguen a su madre”, “retrasados”, “sindicalizados de mierda”, bola de imbéciles”, “covidiotas”, “el SITUAM tiene [símbolo de mierda] en la cabeza”, “Tu pta madre”, “putos parásitos”), agresiones por la edad (“viejo senil”, “el tio borracho”, “pinche viejo borracho”), veladas amenazas de muerte (“mételes unos plomazos mi cochiloco”, “muerte a dorantes”), burlas por el aspecto físico (“mejor arréglese al diente”, “chimuelo”, “cállese viejo chimuelo”), misoginia (“vieja bolsa flatulenta”, “quiten esa vieja se va a derramar la retina”, “viejas verduleras”, insinuaciones de ser histéricas), transfobia (“El Doriloco, también tiene vagina”); descalificaciones de todo tipo (“gripe porcina”, “son la pandemia”, “burros”), discurso de odio (“son un cáncer”, “odiamos al SITUAM”, “sanguijuelas”), burlas por las y los compañeros trabajadores que fallecieron (“me cago en tus muertos SITUAM”), por sólo mencionar algunas de las expresiones vertidas y toleradas en la página oficial de la UAM del facebook, pero que llegan a cientos.






















































Importa insistir: no se trata de ciberviolencia que se realice en los perfiles personales sino en la misma página oficial de la universidad y que es administrada por la UAM y, por lo tanto, la UAM debe evitar y condenar que se emitan esas expresiones de odio, clasismo, misoginia, amenazas y agresiones. Sin embargo, el Secretario General de la UAM, José Antonio De los Reyes Heredia y su equipo, se negaron a firmar un comunicado conjuntamente con el sindicato donde exhortaban a la comunidad a evitar esas expresiones.
Dado que la ciberviolencia es recurrente (si no es que hasta sistemática) en la página oficial del facebook de la UAM, podemos legítimamente preguntar hasta dónde es parte de una estrategia expresa o tácitamente tolerada o implementada. ¿O quién estaría detrás de esos ataques sistemáticos a las y los trabajadores del SITUAM? Al no hacer todo lo que está en sus manos y tácitamente permitir que ese discurso de odio y violencia verbal se disemine en sus redes sociales, contribuye al desprecio, intolerancia, insensibilidad y autoritarismo que socava los fundamentos de la misma UAM. ¿Hasta dónde esperan que se llegue con esas violencias y agresiones? Y sólo recuerdo un dato que debería de alarmar y que es analizado en el libro “Neofascismo. La bestia neoliberal” (Siglo XXI, 2019) y al que me he referido en otros lugares: las fuentes de los neofascismos que emergieron en la era neoliberal posthatcher son cuando menos tres: las agresiones patriarcales al feminismo, la xenofobia… y las agresiones a los trabajadores y sindicatos de trabajadores.
FINALMENTE
Habría que terminar señalando que estás violencias no son las únicas (de ahí el horizonte de crisis). Están las violencias de género que han motivado varias protestas y tendederos para exhibir a los agresores y el negligente actuar de los funcionarios universitarios, las violencias contra algunas organizaciones estudiantiles, las violencias por la brutal disparidad de los salarios, las violencias por la persecución punitiva de las y los trabajadores, el espectáculo de un Colegio Académico sometido a la voluntad del Rector General, las violencias de los absurdos procedimientos administrativos y la juridificación de la vida universitaria, las violencias por el sometimiento de la docencia a las lógicas administrativas, las violencias a las y los estudiantes por un sistema educativo sometido a las lógicas del rendimiento y la competencia. Todas estas violencias, al asentarse en las estructuras de la actual fase neoliberal, hacen que el horizonte de la universidad, como espacio de reconocimiento, aparezca tensado por futuras disputas que podrían ir in crescendo sino se modifica desde la raíz lo que las origina.
A propósito de la frase bélica del Rector General y después de observar este incierto y crítico panorama, cabría preguntarse ¿no será, más bien, el tipo de gestión insensible, impositiva y autoritaria la principal enemiga de la UAM? A mediados de este año se renueva la Rectoría General y cabe preguntar si el próximo Rector General continuará ahondando las fracturas con este tipo de gestión implementado por los Reyes Heredia, los Ronzón, los Hipólito Lara, o se atreverá a dar un cambio de rumbo. El nuevo rector que posiblemente entrará en funciones en julio de este año tendrá un enorme reto: no solo recomponer las relaciones con las y los trabajadores sindicalizados, sino modificar ese estilo de gestión caracterizado por la intolerancia y la insensibilidad.