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MORENA y el oportunismo… ¿De izquierda?

Generalmente se entiende como “oportunismo de izquierda” aquellas posiciones (o acciones) políticas que aparentemente no se alejan de un programa de izquierda pero que en el fondo pueden dificultar o impedir alcanzar los objetivos reales de este programa, favoreciendo la continuidad del orden establecido (léase capitalista-derechista).

Pero hoy no vengo a ofrecer ningún análisis sobre el término y su aplicación (o no) en el clima político actual de México. Simplemente vengo reflexionar sobre la manera en que se da el más obsceno oportunismo (a secas) en un partido que tiene (supuestamente) como objetivo la transformación de la vida política del país.

Famosxs

La actriz y ex panista Gabriela Goldsmith, el comentador de deportes Enrique Garay, el entrenador de fútbol José Luis Sánchez Solá (El Chelis) son algunos de los nombres de personas “famosas” que integrarán algunas candidaturas de Morena. Sin ninguna experiencia de militancia, de activismo o de participación en causas sociales. La ya clásica maniobra ofrecer la candidatura a personajes notables con la esperanza de que eso, por sí mismo, atraiga votos. ¿No había en todo el partido cualquier otra persona con un mínimo historial político o ideológico que pudiera ocupar esa posición? Quién sabe, lo que tiene más sentido es que los cuadros operativos de Morena siguen concibiendo a la población como una masa ajena a la política nacional que poco o nada razonará sobre por quién votará.

Impresentables

De acuerdo con lo anterior, en este sistema político electoral corporativizado donde cada elección es simplemente un ritual que pone a prueba la correlación de fuerzas entre la clase política, hay otras formas de oportunismo. No sólo personas del espectáculo que buscan un cargo público (por fama, narcisismo, dinero o todas las anteriores), sino viejos lobos de la política como Félix Salgado Macedonio. Acusado de favorecer al cártel de los Beltrán Leyva en Acapulco y de múltiples agresiones sexuales, ese historial sería suficiente para hacerlo impresentable, todavía más en un partido que dice ser de izquierda.

Los de siempre

Y ahí desfilan otros personajes igual de oportunistas pero que nacieron en la cuna misma del partido: desde el revolucionario güero y de café que es Attolini hasta los funcionarios que dejaron los puestos para los que habían sido electos como Layda Sansores, Mornea articula sus piezas para seguir jugando el mismo juego político-electoral de siempre de la repartición de cargos y presupuestos.

Oportunismo a secas

Lo que más me llama la atención de todo este proceso es que ni siquiera podamos hablar de un oportunismo de izquierda como tal. No hay ningún programa ulterior (el socialismo) del cual desviar la atención por el interés pragmático de tomar el poder: el programa es en sí mismo tomar el poder. Hay que entender también que Morena nunca ha tenido un programa de transformación política profundo, “4ta transformación” es más un slogan que un plan de acción. El partido se encuentra hoy no en un proceso de “degradación”, más bien en un proceso de consolidación como institución partidista del sistema mexicano: como la más poderosa además. En suma, seguiremos con la lógica de los partidos de Estado ¿Qué interés pueden tener en cambiar algo sustancial?

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Tótua Nia

Eterna defensora de causas perdidas

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